La explosión en la escuela N° 49 de Moreno puso al descubierto la única política de estado provincial: el desmantelamiento de la escuela pública
Mientras Clarín y La Nación daban, en sus portales
digitales, amplia cobertura a un nuevo escándalo por supuesto pago de coimas
una nueva tragedia sacudía la sensibilidad de una aletargada sociedad más
preocupada en alimentar el morbo político que por las consecuencias que el
proyecto Macri – Vidal puedan ocasionar.
Un escape de gas provocaba una explosión en la escuela 49 de
Moreno dejando el triste saldo de dos personas muertas, su vice directora y un
auxiliar. Por solo diez minutos no fue una tragedia aun mayor.
Y en ese juego que tanto le gusta jugar a la política
argentina, el de ver cuál de todos los Poncio Pilatos tiene las manos más
sucias, aparecieron en escena quienes de un modo u otro tienen serias
responsabilidades en la tragedia de la 49.
Sin ningún lugar a dudas la mayor responsabilidad recae en
María Eugenia Vidal. Desde que comenzó su mandato como gobernadora ha llevado
adelante un feroz recorte en materia de educación pública.
Para ello nombró como secretario de educación a Gabriel
Cesar Sánchez Zinny, un economista más preocupado que las cuentas cierren a
favor de los privados que en resolver los problemas estructurales que arrastra
la escuela pública.
Ni Cafiero, ni Duhalde, ni Ruckauf, ni Felipe Solá y mucho menos Daniel
Scioli hicieron absolutamente nada para mejorar la calidad de la escuela
estatal. Por el contrario; adoptaron una paulatina política de vaciamiento, minuciosa
y sistemática que tiene en manos de Vidal la estocada final.
El desmantelamiento de la educación sea tal vez la única
política de estado implementada por los sucesivos gobiernos de la provincia que
prefirieron dejar en manos de los privados algo que les era indelegable.
Señalar, como algunos pretendieron, que el desastre de la “Nicolás
Avellaneda” es producto de la “herencia recibida” es una verdad a medias.
Si bien es cierto que la política educativa de Daniel Scioli
fue desastrosa, la actual gobernadora lleva ya dos años y ocho meses al frente
de la provincia, tiempo por demás suficiente para realizar todas y cada una de
las evaluaciones edilicias y sus posteriores soluciones.
Un interventor, nombrado por Sanchez Zinny, que bajo el
eufemismo “normalizar al sospechado consejo escolar” se
dedicaba a ver en qué áreas podía recortar el presupuesto para las escuelas del
distrito es también responsable.
Al igual que los demás, el intendente Walter Festa no puede
eludir la responsabilidad que le compete. Habría utilizado el 70 por ciento de
los fondos destinados a las escuelas para pagar el salario de los empleados del
municipio.
EL ROL DE LOS SINDICATOS.
A viva voz el líder de SUTEBA, Roberto Baradel, bramaba que
venía denunciando que esto iba a pasar. Es verdad. En cada uno de los reclamos
que los gremios docentes elevaban a los sucesivos gobiernos provinciales
denunciaban las graves deficiencias edilicias de las escuelas públicas. También
es cierto que una vez resuelto el tema salarial dejaban aquel reclamo de lado y
volvían a las aulas poniendo en manos de cada directivo la pelea por la
infraestructura.
Nadie en toda esta cadena puede decir que no tiene
responsabilidad alguna. Salvo los docentes. Los docentes que día a día llegan a
la escuela con los mismos sueños, las mismas ganas y el mismo amor de siempre
aunque eso les cueste la vida.
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