ROJO - VERDE - AMARILLO


El saber popular dice que al león se lo conoce por sus garras. Es como una huella digital que advierte sobre el peligro que acecha sigilosamente poniendo en riesgo la vida de toda una comunidad.


Ya en los inicios de su gobierno, el presidente Mauricio Macri había mostrado las garras de un felino devaluado al desconocer, una vez más, el nefasto saldo que dejó la última dictadura cívico – militar.
Foto Adelanto 24.com

Las reformas en las Fuerzas Armadas impulsadas por Macri no surgen de una minuciosa evaluación de la situación militar sino que forman parte de su idea primordial en materia de seguridad interior. Son su eje rector, su  homenaje personal hacia el accionar de la fuerza en los años de oscuridad.

El primer mandatario borró de un plumazo lo que hasta ahora había sido la única política de estado de este período democrático: la prohibición de que las FFAA  intervengan en cuestiones de seguridad interior.   

La participación activa de la Gendarmería en el caso Maldonado, la muerte de Rafael Nahuel  por la espalda y el caso Chocobar, todos justificados y defendidos por la ministra de seguridad Patricia Bullrich,  fueron preanunciando lo que iba a llegar después.

No es casual que el Presidente eligiera Campo de Mayo para saldar la  inexistente “deuda que la democracia tenía con las Fuerzas Armadas”.

Las preguntas que deberíamos hacernos son ¿cuáles son los objetivos estratégicos que deben custodiar y de quienes? ¿Cuáles son las amenazas terroristas que sufre la Argentina? ¿Son amenazas externas?, ¿Son internas? ¿Considera este gobierno los reclamos territoriales de los pueblos originarios una amenaza terrorista? ¿O lo son las organizaciones sociales que, ante la profunda crisis, reclaman tener una vida digna?

Volverá la Argentina a apoyar las intervenciones militares de los EEUU en países económicamente estratégicos disfrazándolas de “MISIONES HUMANITARIAS”  retornando de este modo a posiciones genuflexas   muy similares a las relaciones carnales de los 90.

¿Qué pasará si los generales consideran en el futuro a la actividad política como una amenaza extremista? ¿Qué pasará con los medios de comunicación, otrora cómplices del genocidio?

El maquillaje que tanto Clarín como La Nación le imprimieron al anuncio presidencial no alcanza para disfrazar la metodología represiva que Cambiemos quiere imponer a como dé lugar, incluso a sabiendas de no contar con el apoyo de los sectores medios que lo apoyaron en las últimas dos elecciones.

Macri no cedió a las presiones de las organizaciones que pretenden desde hace años reivindicar a los genocidas, como sostienen algunos analistas, sino que se puso a la cabeza de esos reclamos. Y lo hace desde su más intima convicción.

El círculo “rojo”  dio luz “verde”. Se encendieron las alarmas aunque estas sean de color “amarillo”.

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